La nueva política económica de Donald Trump es algo más que un mero conflicto comercial: es una auténtica prueba de fuego para la independencia digital de Europa. Los aranceles y la presión económica muestran claramente lo estrechamente ligados que están los intereses económicos y las dependencias tecnológicas. Así, cuando los servicios centrales de TI proceden de proveedores sometidos a unas políticas de control cada vez más imprevisibles, dichos servicios entrañan algo más que riesgos económicos. De hecho, se convierten en un punto débil estratégico.
La hora de la verdad digital para Europa